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Alimentación y clima: en ruta hacia el equilibrio necesario para el planeta

Alimentación Sostenible
7 septiembre 2021

El sistema alimentario se ha convertido en los últimos años en uno de los principales elementos para la lucha contra el cambio climático. Lo que comemos, lejos de ser anecdótico, ocupa un papel crucial, ya que el sector  alimentario representa en torno a una tercera parte de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial y los efectos del calentamiento global inciden cada vez más en la seguridad alimentaria del planeta. Con este artículo analizamos este vínculo y continuamos la serie de publicaciones en la que queremos visibilizar los vínculos de la alimentación con otros retos contemporáneos.

La alimentación está considerada uno de los sectores con mayor potencial para contribuir a la mitigación y adaptación al cambio climático y, al mismo tiempo, tal como  confirma el Acuerdo de París, se trata de una “prioridad fundamental para salvaguardar la seguridad alimentaria y acabar con el hambre, y la particular vulnerabilidad de los sistemas de producción de alimentos a los efectos adversos del cambio climático”.

Desde la Fundación Daniel y Nina Carasso abordamos la lucha contra el cambio climático de manera transversal en todas nuestras acciones, como una constante que nos mueve. Nuestra línea de alimentación sostenible es uno de los ámbitos —junto con el arte ciudadanoen los que ese compromiso se plasma de forma más patente y donde los efectos de aplicar una transformación sistémica son más tangibles.

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“La alimentación sostenible tiene un extraordinario potencial para proponer medidas y soluciones que afronten el reto de la emergencia climática, tal y como demuestran un gran número de proyectos que apoyamos desde la Fundación, gracias a la participación de los agentes de este sector, el interés de algunas entidades públicas y de la sociedad civil. Por lo tanto, la reforma de nuestro sistema alimentario es una parte necesaria de la solución”.
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Isabelle Le Galo, directora para España de la Fundación Daniel y Nina Carasso.

El sector agroalimentario y su impacto en el cambio climático

Según el Avance de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero correspondientes al año 2020, publicado por el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITECO), las emisiones de gases de efecto invernadero de la agricultura en España representan el 14,1% del total del país (un 1,2% más que el año anterior), dentro de las cuales la ganadería supone un 9,1% y los cultivos un 4,9%. Este aumento de las emisiones está causado, por ejemplo, por la gestión del estiércol o el uso de fertilizantes inorgánicos.

Más allá de la actividad agrícola y ganadera en sí misma, como vertientes más visibles, las implicaciones del sector alimentario se extienden desde la energía necesaria para su desarrollo hasta la gestión de los residuos, pasando por el transporte y otros elementos de la cadena alimentaria. En ellos convergen eslabones económicos que están llamados también a tener un papel fundamental en la protección del medio ambiente, ya que en su conjunto inciden de manera notoria sobre el clima. Por ejemplo, las emisiones derivadas de la maquinaria agrícola, forestal y pesquera constituyen el 4,6 % del total de emisiones nacionales y, según datos del MITECO, en 2020 se vieron incrementadas con respecto al año anterior, debido al aumento en el consumo de gasóleo B.

En suma, según el informe “Emisiones de gases de efecto invernadero en el sistema agroalimentario y huella de carbono de la alimentación en España” de la Real Academia de Ingeniería, la huella total de carbono de la alimentación en España —desde la producción de insumos a la gestión de residuos—, se ha multiplicado por 3,8 en términos totales y por 2,4 en términos per cápita entre 1960 y 2010, pasando de 1,5 a 3,5 toneladas de CO2 per cápita al año. Asimismo, considera que esta actividad representa una tercera parte de las emisiones a nivel global.

Ante estos datos, la transformación hacia un sector alimentario más sostenible, respetuoso con el planeta y las personas requiere de un gran esfuerzo global a partir de proyectos y políticas locales y regionales que incidan sobre este objetivo. Todos los actores y sectores de la cadena alimentaria, desde la producción hasta el consumo pueden aportar en este camino, así como los gobiernos cuyos planes de mitigación del cambio climático están empezando a contemplar la reducción de emisiones de este sector. Los proyectos e iniciativas que apoyamos desde la Fundación demuestran que la transición ya está en marcha, pero requiere el compromiso sostenido por parte las administraciones públicas en particular para establecerse definitivamente.

La Declaración de Glasgow sobre Alimentación y Clima, firmada por más de cincuenta autoridades locales y regionales de todo el mundo, constituye un avance positivo a este respecto. En ella se insta a los gobiernos nacionales a establecer marcos políticos de apoyo favorables y mecanismos de gobernanza multinivel y multiactor que permitan la adopción coordinada de decisiones sobre los sistemas alimentarios, así como evaluar los objetivos de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de los sistemas alimentarios.

A la vez, la declaración —que busca incidir en las decisiones que se tomarán en la COP26 de Glasgow a finales de este año— insiste en apelar a la capacidad de resiliencia de nuestras sociedades y sectores económicos, para que los cambios en patrones de producción, distribución, consumo y gestión de residuos se consoliden con equilibrios de justicia social, desarrollo económico y bienestar.

Mitigación y adaptación del sistema alimentario 

La contribución del Grupo de Trabajo 1 al Sexto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) “Cambio Climático 2021: Bases físicas”, presentado en agosto pasado, alerta que un calentamiento global de 2°C provocaría episodios de calor extremo que alcanzarían umbrales de tolerancia críticos para la agricultura y la salud en todas las regiones del mundo. El estudio informa de un aumento del calentamiento global sin precedentes de 1,1ºC respecto al periodo 1850-1900 y del incremento de los eventos climáticos extremos, siendo urgente la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero para limitar el aumento de la temperatura a 1,5ºC.

En España en particular, según recientes evaluaciones consideradas por el MITECO, se prevé un aumento de eventos meteorológicos extremos, como las heladas, sequías, precipitaciones intensas, inundaciones, incendios forestales, alteración en ciclos de lluvia y modificación de las estaciones, todo ello con impactos diversos para la producción agrícola y pérdidas económicas.

La especial situación de vulnerabilidad en la que se encuentra el sector agrícola español hace aún más imprescindible el desarrollo de iniciativas que limiten los impactos en el sector y potencien su capacidad para luchar contra el cambio climático. El sector alimentario, fundamental para España, tiene un gran reto: la mitigación y adaptación al cambio climático.

El potencial para abordarlo se basa en la relación intrínseca del sector con el cuidado de la tierra y de la biodiversidad, y de la capacidad de éstas como sumideros de carbono. También en otros esfuerzos como la mejora de la eficiencia energética a lo largo de la cadena alimentaria, el uso de variedades de cultivo tradicionales y razas autóctonas, o la implementación de prácticas basadas en la agroecología, como demuestran numerosos proyectos e iniciativas, algunos de ellos apoyados por la Fundación. 

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“La propia naturaleza de estos proyectos —agroecológicos y vinculados a Sistemas Alimentarios Territorializados (SAT) -, potencia su capacidad para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y su resiliencia frente a los impactos del cambio climático, siendo ejemplos muy inspiradores para otras iniciativas que se están poniendo en marcha”.
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Pilar Martínez, Coordinadora de proyectos – Alimentación Sostenible

Hay esfuerzos como el de Ramats de foc, que aprovechan el pastoreo para tratar de reducir los riesgos y la expansión de incendios en la provincia de Girona. Un proyecto innovador que aúna al sector forestal y ganadero, con el apoyo del gremio local de carniceros y restaurantes, para comercializar los productos cárnicos producidos en las explotaciones ganaderas implicadas.

Desde otro ámbito, la pérdida de la biodiversidad que se ve acelerada con el cambio climático tiene una respuesta con el trabajo de recuperación de las variedades locales de semillas, del saber campesino tradicional y la gestión colectiva de la biodiversidad cultivada en Andalucía, que realiza Red Andaluza de Semillas «Cultivando Biodiversidad» (RAS) . La biodiversidad cultivada y, en particular, proteger y potenciar el uso de semillas autóctonas son importantes porque son más resilientes a los eventos climáticos adversos

Los principios de soberanía alimentaria y conservación de la naturaleza en el sur de la provincia de Córdoba dan base al modelo alternativo de producción y consumo ecológico, acompañado de un canal corto de distribución, que promueve Subbética Ecológica y con el que además fortalece el tejido socioeconómico de la región.

Una herramienta con gran potencial es el diseño de políticas públicas en alimentación, como el trabajo que impulsa la Red de Ciudades por la Agroecología para construir sistemas alimentarios locales, respetuosos con el medio ambiente, sostenibles, inclusivos, resilientes, seguros y diversificados, en línea con las perspectivas de la agroecología y la soberanía alimentaria.

En esa misma línea de trabajo en red, inspirados por el ODS 17, se enmarca nuestro compromiso en el Pacto de Fundaciones por el Clima, que impulsamos en colaboración con la Asociación Española de Fundaciones (AEF), para fomentar el trabajo en red y generar un compromiso a nivel filantrópico frente a la emergencia climática.

Es tiempo de actuar con urgencia, pero también con esperanza. Las crisis a las que nos enfrentamos en la actualidad y los resultados demostrados desde la práctica y la investigación, consolidan nuestra convicción de que la alimentación sostenible es una palanca de transformación pertinente y esencial para dar respuesta a la emergencia climática y a las necesidades de nuestra sociedad. Además, el conjunto de proyectos apoyados por la Fundación hasta la fecha marca de manera clara y documentada los caminos de la transición y la viabilidad de los mismos. Podemos transitar a un sistema alimentario respetuoso del planeta y de las personas, instrumento de salud y de futuro para las generaciones futuras. Está en nuestras manos.

Glosario

  • Soberanía alimentaria: La soberanía alimentaria es considerada como el derecho de los pueblos a definir su política agraria y alimentaria, tanto a nivel local como regional y nacional, que incluye producción, distribución y consumo. La soberanía alimentaria organiza la producción y el consumo de alimentos acorde con las necesidades de las comunidades locales, otorgando prioridad a la producción para el consumo local y doméstico. Proporciona el derecho a los pueblos a elegir lo que comen y de qué manera quieren producirlo. El concepto fue propuesto por Vía Campesina en la Cumbre Mundial de la Alimentación en 1996 y es apoyado por numerosas entidades agrícolas y sociales en el mundo.
  • Agroecología: La FAO considera a la agroecología como una disciplina científica, un conjunto de prácticas y un movimiento social. Como ciencia, estudia cómo los diferentes componentes del ecosistema agrícola interactúan. Como un conjunto de prácticas, busca sistemas agrícolas sostenibles que optimizan y estabilizan la producción. Como movimiento social, persigue papeles multifuncionales para la agricultura, promueve la justicia social, nutre la identidad y la cultura, y refuerza la viabilidad económica de las zonas rurales.
  • Alimentos de producción local: Son los que se producen, procesan, distribuyen y consumen en un área geográfica de cercanía, que contribuyen a la economía y fortalecen las comunidades vinculadas a estas prácticas.

Bibliografía

  • Aguilera, E., Piñero, P., Infante Amate, J., González de Molina, M., Lassaletta, L., Sanz Cobeña, A. (2020). Emisiones de gases de efecto invernadero en el sistema agroalimentario y huella de carbono de la alimentación en España. Real Academia de Ingeniería.
  • MITECO, Nota informativa sobre el Avance de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero correspondientes al año 2020.
  • World Health Organization. (October 2015) IARC Monographs evaluate consumption of red meat and processed meat.
  • IPES-Food y Nourish Scotland. (2020) The Glasgow Food and Climate Declaration.
  • Pontijas Ramiro, Beatriz. Diagnóstico sobre la sostenibilidad de la carne en el sistema alimentario. Análisis del potencial agroecológico de los flujos de proteína en el sistema alimentario español. Fundación Daniel y Nina Carasso.
  • Food and Agriculture Organization of the United Nations-FAO. (2021)  The impact of disasters and crises on agriculture and food security: 2021.
  • Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). Informe Cambio Climático 2021: Bases físicas. 2021.

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