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La Mesa. Social lab por el acceso universal a una alimentación sostenible

Alimentación Sostenible
España
2019-2021

Con el objetivo de cocrear soluciones innovadoras y escalables que mejoren el acceso universal a una alimentación sostenible, en particular para aquellas personas en situación de vulnerabilidad, desde la Fundación hemos impulsado el social lab La Mesa, una iniciativa que reúne actores clave para trabajar de manera conjunta en el desarrollo de iniciativas.

Un espacio de encuentro y conexión entre agentes del sistema alimentario

Las graves consecuencias que producen en la salud humana tanto la propia carencia de alimentos como su falta de calidad nutricional o la presencia de residuos tóxicos, sumado a la necesidad de proteger la salud del planeta, nos sitúa ante el reto de mejorar el acceso a una alimentación sostenible para las personas en situación de vulnerabilidad.

En la Fundación creemos que cambiar de modelo de producción agrícola y de alimentación no es una opción, sino una necesidad apremiante. De todas las experiencias recientes que hemos podido conocer o apoyar, emerge una visión clara y contundente que defendemos activamente en nuestra práctica filantrópica: urge acelerar la transición hacia sistemas alimentarios de base agroecológica, diversificados, resilientes y justos. Y, sobre todo, es importante que den acceso a toda la población a productos de calidad, en particular a los colectivos más vulnerables, aislados e invisibles, y que remuneren correctamente a las personas que se dedican a la producción, cuidando de la salud de las personas y del planeta. 

En materia de acceso universal a una alimentación sostenible, creemos firmemente que existe un gran potencial de innovación y despliegue de soluciones en una mejor conexión entre agentes del ecosistema que actúan en zonas aún inconexas del sistema.  Con el social lab La Mesa, y junto a UpSocial como entidad colaboradora, hemos buscado reunir actores clave para desarrollar soluciones innovadoras y escalables frente a este reto global de manera conjunta y con un enfoque sistémico.

La Mesa se ha basado en la metodología de los laboratorios de innovación social o modelos de social lab que han emergido en los últimos 20 años y que se han demostrado como herramientas de gran potencial para aportar respuestas alternativas y eficaces a problemas complejos. En este caso, se ha buscado generar un espacio de conocimiento mutuo y confianza que permitiera desarrollar una visión compartida sobre el problema de acceso a una alimentación sostenible, poniendo en contacto a agentes del sistema alimentario que pocas veces coinciden en espacios de trabajo y consiguiendo, así, enriquecer los procesos y el desarrollo de respuestas colaborativas al reto identificado.

Un mapeo de innovaciones a nivel global para su adaptación en España

El social lab La Mesa ha agrupado a 20 organizaciones entre marzo de 2019 y junio de 2021 para movilizar a 97 personas de toda España con el objetivo de mejorar la conexión entre agentes del sistema alimentario.

El ejercicio comenzó por centrar la atención en un grupo poblacional concreto para poder profundizar en las causas e interrelaciones de su situación, así como entender sus estrategias en relación con la alimentación para plantear soluciones más eficaces, eficientes y justas a sus necesidades. Por ello, comenzamos poniendo el foco en las mujeres: por su rol en el entorno familiar y, sobre todo, por su poder de acción.

Para entender la problemática, La Mesa realizó un trabajo de campo que buscó empatizar con las mujeres en situación de vulnerabilidad y con acceso limitado a una alimentación sostenible, profundizando así en las barreras que afrontan y las estrategias que emplean. Lejos de plantear un enfoque académico, el principal objetivo de este trabajo de campo fue recoger la voz de las protagonistas del reto identificado.

A través de una serie de entrevistas empáticas y grupos de reflexión en diferentes barrios de Madrid y Barcelona, el social lab La Mesa pudo comprender las diferentes dimensiones que condicionan las decisiones alimentarias de las mujeres y que van más allá de lo económico. La salud, la educación, el entorno familiar, el tiempo y disponibilidad, información insuficiente o la falta de espacios de cuidado personal.

Con los resultados del trabajo de campo como punto de partida, se realizó una investigación mundial de innovaciones en la que se identificaron 100 iniciativas  que ya están dando respuesta al reto, entre las que los participantes priorizaron aquellas con más potencial para ser adaptadas e implantadas en España. Un primer resultado del proceso fue la experimentación en torno a modelos que ponen el foco en los vínculos entre alimentación y salud, así como alimentación y educación.

Resultados y aprendizajes

Tras los dos primeros años del proyecto, se puede considerar que ha habido avances importantes en los dos grandes objetivos iniciales del proceso:

  • La construcción de una agenda común. El foco en un reto concreto permitió convocar a las personas y organizaciones participantes aplicando un enfoque multidisciplinar y complementario, así como acordar con ellas un plan de trabajo para entender el problema, plantear vías de solución con perspectivas innovadoras y sistémicas, buscar inspiración en soluciones existentes y trabajar conjuntamente en la adaptación de aquellas que pudieran aportar más valor en España.
  • El codiseño de innovaciones. Esta fase del proceso acaba con dos proyectos codiseñados y con un enfoque sistémico: FoodLinks y Proyecto Hipócrates. Ambos son fruto del trabajo colectivo y movilizan a distintos perfiles de actores alrededor de la alimentación sostenible. Los participantes seguirán trabajando en generar oportunidades de desarrollo y financiación para que estos proyectos sean implantados.

Además, estos dos años de trabajo conjunto nos han permitido adquirir aprendizajes valiosos para la transformación de sistemas complejos como el de la alimentación. Para activar la inteligencia colectiva desde un enfoque multidisciplinar es necesario generar confianza para la colaboración, comprender cómo se genera una agenda común y un liderazgo compartido, apostar por mantener vivos los procesos y ser capaces de trabajar a dos velocidades